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Un fallo del juez Boasberg ordena al Gobierno garantizar que los migrantes deportados a El Salvador impugnen su expulsión

La Administración ya ha señalado que no está en posición de repatriarlos, dado que el presidente salvadoreño Nayib Bukele se ha negado a devolver a individuos bajo custodia de sus autoridades.

James Boasberg, juez principal del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos

James Boasberg, juez principal del Tribunal de Distrito de los Estados UnidosDrew Angerer / AFP

Sabrina Martin
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Un juez federal dictaminó este miércoles que un grupo de migrantes venezolanos deportados a una prisión de máxima seguridad en El Salvador debe tener la oportunidad de impugnar su expulsión, tras haber sido identificados como presuntos miembros de pandillas bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, invocada por la Administración Trump.

El fallo, emitido por el juez James Boasberg, presidente del Tribunal de Distrito de EEUU, ordena al Gobierno presentar en un plazo de siete días un plan que garantice el derecho al debido proceso para los migrantes afectados. Boasberg reconoció que el caso involucra consideraciones diplomáticas y de seguridad nacional, pero subrayó que el Ejecutivo debe "ofrecer una solución que repare el daño causado", en línea con obligaciones constitucionales.

Medida excepcional en un contexto de seguridad

La decisión judicial se produce luego de varias demandas tras la activación de una ley histórica de 1798, utilizada anteriormente solo en tiempos de guerra. En este caso, la Administración Trump aplicó la norma para responder con firmeza a amenazas vinculadas a organizaciones criminales transnacionales como el Tren de Aragua, grupo delictivo de origen venezolano con creciente presencia en la región.

Según los argumentos del Gobierno, los migrantes fueron identificados como miembros o colaboradores de dicha banda, lo que justificó su expulsión inmediata y su traslado al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador. La Administración también ha señalado que no está en posición de repatriarlos, dado que el presidente salvadoreño Nayib Bukele se ha negado públicamente a recibir a personas detenidas por error o a devolver a individuos bajo custodia de sus autoridades.

Un proceso complejo con implicaciones internacionales

El traslado se llevó a cabo mediante vuelos desde Texas hacia El Salvador. Aunque Boasberg había solicitado previamente suspender las deportaciones, los vuelos se realizaron. Luego del aterrizaje, el juez sugirió que el Gobierno podría haber incurrido en desacato. En respuesta, Bukele publicó un mensaje en redes sociales que decía: “¡Uy, demasiado tarde!”, en un tono que fue celebrado por simpatizantes de la política migratoria firme de Trump.

La Corte Suprema intervino posteriormente, estableciendo que cualquier persona afectada por la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros tiene derecho a impugnar su designación. Boasberg aseguró que su decisión actual simplemente aplica ese mismo principio a los migrantes deportados.

Custodia salvadoreña y alcance del fallo

Durante el proceso, el Gobierno de EEUU presentó una declaración confidencial detallando un acuerdo con El Salvador para recibir a los deportados, aclarando que estos se encuentran bajo custodia legal salvadoreña. Sin embargo, el juez consideró que, debido a cómo se desarrolló el procedimiento, deben conservar el derecho a presentar su caso como si aún estuvieran en suelo estadounidense.
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